MUJERES DE LA PATRIA

 

María Catalina, la mujer que confeccionó la primera bandera argentina


Todos los 20 de junio se honra al creador de nuestra bandera nacional, Manuel Belgrano, con motivo de su paso a la inmortalidad, por lo que se repite su nombre y se cuenta su historia.
Pero todos los 20 de junio se olvida decir otro nombre: el de María Catalina Echevarría, la responsable de confeccionar aquel primer paño celeste y blanco.

Doña María Catalina Echevarria de Vidal nació en Rosario, un 1 de abril de 1782, hija de padres vascos, al quedar huérfana fue adoptada por la familia de Pedro Tuella. Se casó con Juan Manuel Vidal con quien decidió vivir en una casa contigua a sus padres adoptivos para prestarles los cuidados necesarios. Su hermano, Vicente, era amigo de Belgrano ,  por eso cuando el prócer llegó  en 1812 a  Rosario, se hospedó en su casa, desde donde comandaba la organización de las baterías que bautizó libertad e independencia para observar las tareas de fortificación en la barranca y la isla.
Para inaugurarlas, Belgrano organizó una ceremonia patriótica que no se podía concebir sin bandera. En una nota, Belgrano comunicó que “siendo preciso enarbolar bandera, y no teniéndola, la mandé hacer blanca y celeste conforme a los colores de la escarapela nacional”.  Por este motivo le encargó a María Catalina su confección,  quien junto a la ayuda de otras vecinas cuyos nombres, una vez más, han quedado en el olvido , tomando materiales de la tienda de los Tuella, cosió los paños y les puso hilos de oro dando nacimiento a la primera Bandera de la Patria . Fue

María Catalina Echevarría no sólo confeccionó la enseña patria. También asistió a la ceremonia de jura, a orillas del Paraná, a pesar de que no era común que las mujeres participaran en ceremonias militares.

Un vitraux en la Catedral rosarina recuerda la primera jura. A la derecha se ve a María Catalina.





El diseño de esta primera enseña, según se cree, era de dos franjas horizontales blancas en los extremos y una franja celeste en el medio.

Luego de caer derrotado en Vilcapugio en 1813, y mientras reagrupaba a su ejército en el pueblo de Macha -hoy territorio de Bolivia-, Belgrano ordenó ocultar la bandera.
En 1885 fue hallada en la capilla de Titiri. Actualmente permanece en el museo “Casa de la Libertad”, en Sucre  y existe  una réplica autenticada en el Monumento a la Bandera.

Doscientos años después de aquella gesta, una placa colocada en el pasaje Juramento, a metros del Monumento Nacional a la Bandera, se convirtió en el primer recuerdo formal que se le tributa a Echevarría de Vidal en su ciudad natal.
"Esta mujer que fue invisibilizada por la historia merece también que se la conozca y se la reconozca como a tantas mujeres porque ellas también hicieron la patria y son parte de la formación en la construcción de la argentinidad. La mujer además de poner el cuerpo en las guerras de la independencia puso también las manos en las agujas, y tomando el calificativo que lo otorga O’Donnell, como lo hizo María Catalina, la zurcidora de América".Prof. Liliana Maurilli

Fuentes consultadas:

Las Mujeres en la Epopeya SanmartinianaLa epopeya Sanmartiniana ocurrió gracias a la gran capacidad de planificación, organización y de liderazgo del general San Martín, pero contó con el apoyo de una parte fundamental de esta historia: las mujeres.


Lejos de quedarse de brazos cruzados, las mujeres cuyanas le ofrecieron a la patria naciente todo lo que pudieran darle y colaboraron con la preparación de la cruzada libertadora.

De levantar la cosecha a bordar la bandera de los Andes y la confección de uniformes de guerra. De ir al frente de batalla hasta criar hijos solas en un período donde no había ni luz.
Ellas participaron  de la política de forma activa y entregaron su vida al sacrificio por la libertad al igual que los hombres.
Sin distinción de razas y clase social, dieron lo que estaba a su alcance. Algunas colaboraban económicamente, otras con alimentos como barriles de vino, aguardiente, aceitunas, maíz y trigo y otras confeccionando ropa.
No pasaba un día sin que dejara de llegar alguna mujer, a veces muy pobre, que había recorrido leguas de distancia para entregarle a San Martín un poncho para abrigar a un soldado. Sin importar la pobreza en la que estuvieran sumergidas, se las ingeniaban para hacer llegar al cuartel más cercano alguna donación que ayudara a los militares en su difícil empresa.

También están aquellas que curaron a los soldados, que debido a los fuertes vientos la conjuntivitis dañaba los ojos y fueron ellas las que se los limpiaban con infusiones, curaron quebraduras, se metían en los campos de batalla para aliviar a los heridos.


Tampoco hay que dejar de lado el trabajo que hicieron las mujeres cuyanas cuando los hombres partieron a la guerra. Y es que todas se dedicaron a mantener las fincas, a que los campos no dejaran de funcionar y a mantener sus hogares trabajando todo el día.

La Bandera de los Andes
Una de las colaboraciones más recordadas es la creación de la bandera de los Andes, la cual fue bordada por la esposa de San Martín, Remedios de Escalada; la Señora Dolores Prats de Huysi y por las manos de la niña Laureana Ferrari, Mercedes Alvarez y Margarita Corvalán.

La histórica enseña durante su reciente restauración
(Foto atención de la licenciada Patricia Lissa)
 Las peladas de la corrupción
No fueron solo las patricias las que cosieron, también lo hicieron “las peladas de la corrupción” o “Las peladas corruptas”. Eran mujeres recluidas en los centros penitenciarios y sanitarios de la época. Se las conocía por ese apodo, debido a las prácticas éticas y de higiene que mandaban pelar a las mujeres recluidas. Ellas confeccionaron uniformes, capotes, orillaron mantas, talegas, alforjas y otros enseres. Ellas también fueron parte de esta historia, de ellas también un trozo de la gloria.

Una anécdota...
Laureana y Remedios paseaban por la Alameda. Remedios comentaba a Laureana las noticias que le había hecho llegar su esposo desde el frente de la guerra. Ella también temía, pero en su rostro, como una bandera, flameaba su sonrisa.

Por la calle del Cariño Botao pasaron por la tienda de aquel hombre que les había vendido la sarga celeste. Entraron. El comerciante las recibió de buen agrado.


–Seguramente encontrarán aquí lo que andan buscando.

–No vinimos a comprar. Vinimos a agradecerle.

El hombre puso cara de no entender.

–¿Recuerda el trozo de sarga celeste que nos vendió unos días atrás?

–Claro que lo recuerdo, señora. Parecían ustedes muy satisfechas con la tela.

–Satisfechas y aliviadas. El General San Martín nos había encargado la bandera del ejército y no podíamos encontrar un paño celeste. Usted nos salvó.

Quedó tieso el hombre con lo que terminaba de escuchar.

–¿Usted quiere decir que esa tela…la tela que yo les vendí… esa tela…sirvió para hacer la bandera?

–Así es mi amigo, ese trozo de tela que usted nos facilitó se habrá paseado orgulloso por el campo de Chacabuco, dentro de una bandera triunfante. Estará ahora en Santiago dando noticias de la libertad. Le reiteramos nuestro agradecimiento.

Se fueron. El comerciante quedó unos minutos tieso mirando la puerta. Después pegó un tremendo golpe con su puño sobre el mostrador de madera. Se dijo con enojo:

–¡Y pensar que yo se lo cobré!

La mañana de Mendoza sonreía, no solamente en Mendoza, también en Chile, estaba empezando a ser celeste y blanco el sur de América.


Una valiente madre mendocina

Cercano a la ciudad de Mendoza está el campo “El Plumerillo”. Allí, el general San Martín, adiestra los batallones que días después atravesarán la mole andina, en pos de la libertad de Chile. Para la revista final de las tropas, San Martín se ha trasladado a la capital mendocina, vestida de fiesta para recibir al Gran Capitán.
 Un mendocino:- ¡Qué hermoso es todo esto! ¡Cómo lucen los uniformes de los granaderos!

Una mendocina: - ¡Y qué bella se ve la bandera, ofrecida al general San Martín por las damas patricias. ! Un anciano: - ¡Con esta bandera al frente, nuestro ejército no perderá una sola batalla!
 Relator: - En este momento sale una mujer desde la multitud y se dirige hacia la tropa. En las filas del ejército libertador tiene a su esposo y a tres hijos. La dama mendocina (avanza hacia ellos y los besa).- ¡Qué Dios y la Virgen os protejan! Este escapulario que prendo en cada pecho será un escudo protector.
 ¡Nada de llanto! ¡Los valientes no lloran; solo saben luchar por su patria! ¡Ya veis: en mis ojos no hay una sola lágrima ! ¡Qué orgullosa estoy por haber dado a la Patria estos cuatro varones!
El general San Martín (se acerca a la esposa y madre ejemplar y conmovido, le estrecha fuertemente la mano).- ¡Gracias, noble mujer! ¡Vuestro sacrificio no será en vano! ¿Ahora sé de donde sacan mis soldados tanta firmeza ! ¡Con madres como usted la Patria está salvada!


Las mujeres en el ejército de los Andes

A pesar de que San Martín no quería en sus ejércitos y en especial en el cruce de la cordillera que ellas estuvieran presentes, solamente quedó en una expresión de deseo porque también aquí la imagen de las mujeres se hizo fuerte y aunque la historia las relegó, hoy y siempre habrá un tiempo para rescatarlas y homenajearlas.

Pascuala Meneses
http://www.elotro.com.ar/libertarias-un-album-de-figuritas-
Con solo 19 años, quiso colaborar con la causa independentista y se presentó ante el Ejército de los Andes para alistarse y cruzar los Andes, junto al general San Martín. Ella sabía que el Libertador no quería mujeres en tal riesgosa empresa como lo era cruzar la cordillera, así que optó por enrolarse como Pascual Meneses.
Fue con un "ponchito a media cadera y un chifle de agua", a ofrecer sus servicios en el cuartel, conforme se les convocaba a los mozos para las cruzadas de la emancipación. Ella era tan pobre, hosca, huraña que estaba habitada por las necesidades a vivir en la intemperie, viajar a lomo de mula, era una baqueana de la Cordillera. Sin joyas, sin bien alguno y sin familia.
Según una de las anécdotas sobre Pascuala, se afirma que cuando todo estaba listo "para la de vámonos" conforme dijo el Jefe "sin que faltara un hombre en las filas ni un clavo en las herraduras", San Martín notó que le sobraban 130 sables. "El que ame el honor venga a tomarlos", escribió. Y concurrieron más de ciento treinta requeridos, ella era uno de ellos.
 Logró ser parte de la epopeya por poco tiempo. Ya en el camino de Uspallata, rumbo al valle de Aconcagua, su condición femenina fue descubierta y la obligaron a retornar a Mendoza.
Pascuala retorna desnuda, tapada con un capote y unas botas.

Josefa Tenorio- Granadera y Abanderada del Ejercito Libertador
Tuvo mejor suerte que Pascuala y logró su objetivo . Esclava de Gregoria Aguilar, cuando se enteró que, de ganar la guerra los realistas, todos los esclavos que habían sido declarados libres volverían a la esclavitud, decidió alistarse para prestar servicio en los Ejércitos de la Patria. Para ella su sexo no era impedimento para ser útil en las filas. Una vez llegada al campamento de El Plumerillo se le proveyó de uniforme de hombre, sable, pistola y montando su propio caballo se alistó en las fuerzas del general Juan Gregorio de Las Heras, quien le confió una bandera para que la llevase con honor. Agregada al cuerpo del comandante general de guerrillas, Toribio Dávalos, sufrió todo el rigor de la campaña.
Hay registros de una carta a San Martín en la que solicitaba su libertad. No es de conocimiento si pudo conseguirla, solo se sabe que el general escribió una carta recomendando su liberación.
Tampoco se  ha podido establecer cuándo ni dónde murió Sólo sabemos que luchó por la libertad de un continente y hoy puede ser recordada como Josefa Tenorio, la mujer que cruzó los Andes.

Martina Chapanay  Líder Revolucionaria y Chasqui del Ejercito Libertador
 Pigna, que le dedica dos páginas en su libro “Mujeres tenían que ser”, asegura que es hija de un huarpe y de una cautiva blanca. Martina colaboró con el General San Martín en la gesta del Cruce de Los Andes. “Se convirtió en una de las tantas y tantos chasquis que llevaban y traían mensajes entre las seis columnas del Ejército Libertador. Dicen que por muchos años lució con mucho orgullo una chaquetilla que dejaba constancia de aquellos gloriosos días”, dice Pigna.
Luego asegura que a los 22 años se unió a las huestes de Facundo Quiroga y peleó junto a él. Cuando el caudillo riojano fue asesinado, Martina volvió a San Juan.
Citando a Hugo Chumbita y su libro “Jinetes rebeldes”, cuenta: “Por diversión o por dinero, apostaba a montar potros indomables y se batía con los mejores cuchilleros. La Policía no podía contra ella”.
Pigna incluye el testimonio de un arriero, Pedro Bustamante, quien la describe así: “Como la Chapanay, amás de ser valiente y capaz, es generosa como no hay ejemplo en ninguno de los que mandan. Sucede que los hombres asaltados por ella le hacen concesiones antes de ponerla en el caso de hacer valer su fuerza. De este modo resulta que casi todos los asaltos tienen viso de legitimidad y todo el mundo a una voz dice La Chapanay roba y saltea por necesidad y por culpa del gobierno y nadie la odia, al contrario, todo el mundo la compadece”.
También peleó bajo el ala del Chacho Peñaloza, lo que le valió ser incorporada al ejército como sargento mayor. Pero al tiempo lo abandonó para militar junto a Severo Chumbita, que respondía al caudillo Felipe Varela. “Murió en 1887. Su tumba en Mogna, departamento Jáchal, sigue siendo lugar de culto”, cierra Pigna.

Fuentes:
https://crucesanmartiniano.wordpress.com/
http://www.mendoza.edu.ar/
http://asociacionsanmartinianasannicolas.blogspot.com/
http://www.radiocordial.com.ar/noticia.php?noti=5631
http://losinvisiblesenelcrucedelosandes.blogspot.com/

Para seguir leyendo:
https://www.upcndigital.org/~archivos/pdf/

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Historia de Juana Azurduy. Propuesta.

Juana Azurduy. Ilustración  deAfra
Es común al abordar  los hechos que condujeron a la celebración de la independencia , poner el foco en la declaración misma, en los diputados que viajaron a Tucumán, en los que no fueron invitados y quedaron relegados y en los líderes que libraron las batallas que nos llevaron a vencer al enemigo invasor. Pero poco se habla de la participación de las mujeres en esas luchas por la independencia. No solamente eran excelentes espías sino que algunas de ellas, comandaban tropas en las vanguardias de las fuerzas patriotas.

Hoy queremos destacar  la figura de Juana Azurduy; una líder revolucionaria que  descolló por sus dotes militares combatiendo  en la Guerra de Independencia Hispanoamericana.

Nació en la región de Chuquisaca, el 12 de julio de 1780, y era hija de una indígena y un criollo. Se crió entre campesinos, aprendió a cabalgar con su padre y a hablar en quechua con su madre, a quien perdió siendo niña; años después murió su padre y su familia la envió a un convento de monjas, de donde fue expulsada a los 17 años, porque no soportó el encierro ni la sumisión.

A sus 22 años se casó con Padilla y en 1809, cuando se produjeron los levantamientos independentistas de Chuquisaca, La Paz y Cochabamba, se sumaron los dos a la lucha revolucionaria.

Organizó junto con su marido el escuadrón “Los leales” y se incorporó al Ejército del Norte, liderado en ese momento por Manuel Belgrano, quien frente al valor y la garra de Juana en el campo de batalla, le entregó su sable como símbolo de reconocimiento y admiración.

En 1816 obtuvo el rango de teniente coronel de las milicias criollas que peleaban en el Alto Perú, la región defendida con más decisión por los realistas que habían levantado con sus fuerzas una barrera infranqueable para los independentistas.
Juana Azurduy organizó guerrillas, preparó defensas, incursionó zonas ocupadas por el enemigo y arremetió sin miedo contra los realistas, a la par de sus compañeros de combate.

La larga y permanente lucha en esa zona y el cambio de estrategia que le imprimió San Martín al proyecto independentista, quien decidió llegar al punto neurálgico del dominio español, que era Perú, pasando por Chile, dejó a  Juana y a su tropa liberados a la suerte del destino.

Tras haber perdido a sus cuatro hijos, enfermos y con hambre en medio del trajín de las luchas revolucionarias, continuó combatiendo con el dolor más inmenso, ese dolor que se iba a agudizar poco después, cuando los realistas decapitaron a su marido, momento en el que ella estaba embarazada de su quinto hijo, una niña, que nació en medio de los combates y a la que logró poner a salvo.
Viuda y con una sola hija, después de desesperados y vanos intentos por continuar la causa revolucionaria, se puso al servicio del general Martín Miguel de Güemes y participó activamente en la defensa del Norte patriota.

Murió indigente el día 25 de mayo de 1862 cuando estaba por cumplir 82 años y fue enterrada en una fosa común.
Su restos fueron exhumados 100 años después, para ser guardados en un mausoleo que se construyó en su homenaje.

Félix Luna le dedicó  una cueca norteña  , nombrándola a Juana como "la flor del Alto Perú"
Juana Azurduy
Letra: Félix Luna
Música: Ariel Ramírez

Juana Azurduy,
flor del Alto Perú,
no hay otro capitán
más valiente que tú.

Oigo tu voz
más allá de Jujuy
y tu galope audaz,
doña Juana Azurduy.

Me enamora la patria en agraz,
desvelada recorro su faz;
el español no pasará,
con mujeres tendrá que pelear.

Juana Azurduy,
flor del Alto Perú,
no hay otro capitán
más valiente que tú.

Truena el cañón,
préstame tu fusil
que la revolución
viene oliendo a jazmín.

Tierra del sol
en el Alto Perú,
el eco nombra aún
a Túpac Amaru.

Tierra en armas que se hace mujer,
amazona de la libertad.
Quiero formar
en tu escuadrón

y al clarín de tu voz,
atacar. Juana Azurduy,
flor del Alto Perú,
no hay otro capitán
más valiente que tú.
Mas detalles de su vida:

👉En 1816, el gobierno de Buenos Aires otorgó el grado de teniente coronel a Juana Azurduy, en virtud de su “ varonil esfuerzo”.⠀
👉En la guerra de la independencia, ella había encabezado a los guerrilleros que arrancaron el cerro de Potosí de manos españolas.
 💚Las mujeres tenían prohibido meterse en los masculinos asuntos de la guerra, pero los oficiales machos no tenían más remedio que admirar el “ viril coraje” de esta mujer.⠀
👉Al cabo de mucho galopar, cuando ya la guerra había matado a su marido y a cinco de sus seis hijos, también Juana murió.⠀
Murió en la pobreza, pobre entre los pobres, y fue arrojada a la fosa común.⠀
✊Casi dos siglos después, el gobierno argentino, presidido por una mujer, la ascendió al grado de generala del ejército, en homenaje a su femenina valentía.⠀
Del libro “Mujeres” de Eduardo Galeano⠀

Algunas ideas para abordar la figura de Juana Azurduy en el Nivel Inicial

-Presentar a Juana Azurduy a través de un relato o vídeo adaptado a la comprensión infantil.

Por ejemplo:
 Juana Azurduy .Colección Anti Princesas. Editorial Sudestada
Juana Azurduy es nuestra antiprincesa del Alto Perú, o nuestra princesa guerrera, que luchó junto a su esposo Manuel Padilla, y conoció otros héroes como Belgrano y Guemes, y otras heroínas como las Amazonas, para liberar el Virreinato del Rio de la Plata de las garras de España.
En esta aventura, Juana y sus compañeras y compañeros muestran todas las habilidades de combate que desplegaron contra los realistas. Pero además, el libro nos habla de la doble valentía de Juana: de abandonar la comodidad del hogar para luchar una batalla donde la mujer carecía de honores. Incluso tuvo que pelear cargando su hijo recién nacido. A pesar de esto, terminaron mostrándole respeto y admiración por su coraje.
Una verdadera Antiprincesa que trascendió el tiempo y la historia.


Juana Azurduy, antiprincesa guerrera.

La asombrosa excursión de Zamba con Juana Azurduy - Canal Pakapaka

-Investigar y buscar información sobre la vida de Juana Azurduy  en otras fuentes.

-Escuchar canciones que la mencionan.

Zamba - Canciones: Yo soy Juana

Zamba - Canciones: Juana Azurduy

-Imaginar ¿cómo habrá sido Juana de niña? ¿a qué jugaría?

Cuando era chico quería ser grande: Juana Azurduy - Canal Pakapaka


-Lectura de  imágenes.

Las representaciones de Juana Azurduy son muy diversas, de acuerdo a lo que los pintores imaginaron o pensaron que sería su rostro.

Ofrecer a los alumnos/as las producciones pictóricas. Observarán y establecerán similitudes y diferencias. Describirán su vestimenta ¿era igual a la de los soldados?
Museo Histórico Nacional - Juana Azurduy.
Óleo sobre tela. Autor desconocido.


Óleo de Mario Miguez
Solicitar a los niños/as que dibujen a Juana Azurduy.
Observar la producción de los compañeros/as. Describir la propia producción y comparar
con sus propias producciones.

-Realizar un juego dramático.
Caracterizarse como Juana (pollera blanca, chaqueta roja ) y sus soldados.
Confeccionar caballos de palo y sables de cartón.

Historia de Rosario Vera Peñaloza, la maestra de la Patria.


Rosario Vera Peñaloza, una destacada educadora argentina, quien fuera llamada por sus pares "la maestra de la Patria ", buscó a lo largo de su trayecto docente la coherencia entre la pedagogía y la práctica del aula con propuestas reformistas y novedosas.
Su gran preocupación, la educación de la primera infancia y la formación del docente, hicieron que el Nivel Inicial considerara a la fecha de su fallecimiento, el 28 de mayo, como el día de los Jardines de Infantes.

Rosario Vera Peñaloza nació el 25 de diciembre de 1873 en un pueblo de La Rioja llamado Atiles. Sus padres fallecieron siendo ella muy pequeña, por lo que quedó al cuidado de su tía materna, quien le enseñó las primeras letras. Estudió en San Juan, La Rioja y Paraná, donde finalizó el profesorado en 1894 y obtuvo el título Superior de Enseñanza. Además estudió trabajo manual, dibujo y pintura, modelado, tejido de telares, corte y confección, grabado, ejercicios físicos y artes decorativas.

Su enorme amor por el aprendizaje fue el mismo que la llevó a dedicar toda su vida a la enseñanza.

En 1900 fundó el primer jardín de infantes argentino, como anexo a la Escuela Normal de La Rioja. Luego haría lo propio en Córdoba, Buenos Aires y Paraná, y comenzó a estudiar planes y elaborar programas de educación preescolar.

En 1931, el Consejo Nacional de Educación le encargó la formación del Primer Museo Argentino para la Escuela Primaria, que aún funciona en Buenos Aires.
Agregó a las salas del Museo elementos regionales como preparación de dulces, trenzados, danzas folklóricas, instrumentos musicales autóctonos.
Hoy el Museo, se halla organizado en 12 salas, en el primer piso del Instituto Bernasconi, en él se exponen materiales creados y elaborados personalmente por Rosario Vera Peñaloza.

Su brillante trayectoria la llevó a ocupar vicedirecciones y direcciones, en Escuelas Normales de La Rioja, Córdoba y Capital Federal, ascendiendo meritoriamente a la supervisión de enseñanza secundaria, normal y especial. También  recorrió el país impulsando la enseñanza popular y dictando conferencias y cursos para transmitir la utilización de las nuevas técnicas y para fundar bibliotecas.

Sin lugar a dudas, el avance de los jardines de infantes en la Argentina se debió al impulso dado por Rosario Vera Peñalosa junto al grupo de maestras que la acompañaban.
No sólo fue difusora de los principios de Froebel y Montessori, sino que se dedicó a estudiarlos, compararlos y adaptarlos a la realidad argentina. Logró ensamblar la rigidez montessoriana con el excesivo simbolismo froebeliano.

Sus principales postulados fueron: la actividad creadora, lograr el conocimiento a través del juego y de la exploración, la agudización de los sentidos, la expresión oral a través de la narración creativa de los niños y de la literatura infantil, el uso de las manos como herramientas creadoras.

Para Rosario Vera Peñaloza, el juego en el jardín de infantes adquiere un valor de estrategia casi excluyente y lo confirma cuando dice : “ ...es así como trabajamos aunque parezca que jugamos”.

Consideró a la infancia como el tiempo por excelencia para la formación de los seres humanos, pensando más en el presente de esa infancia y convencida que ello brindaría instrumentos para afrontar dificultades futuras. Reconocía el valor del juego y la libertad como promotor del ocio creador.

Sus grandes obsesiones: La Reforma Escolar Argentina, los Jardines de Infantes y La Formación Docente consumieron su vida de investigación y práctica, ensamblando la ciencia y el espíritu desde la sagacidad analítica que caracterizó su pensamiento.

Su obra escrita se encuentra en: "El hombre que rehusó el Olimpo", "Los hijos del sol", "Historia de la Tierra", "Un viaje accidentado", "Cuentos y Poemas" y "Pensamientos breves sobre juegos educativos".

Cuando cumplió las bodas de oro (50 años) como docente, sus colegas, alumnos, ex alumnos y amigos (de nuestro país y de los países vecinos) le ofrecieron un gran homenaje y le regalaron un libro con dedicatorias y firmas encabezado con el siguiente texto: "A Rosario Vera Peñaloza, espíritu superior, noble y generoso, mujer abnegada y educadora ejemplar, que se ha dado y se da por entero a la educación sin reparar en sacrificios y sin esperar recompensa".

 El 28 de mayo de 1950 falleció, a los 77 años. En su homenaje, esa fecha fue declarada Día Nacional de los Jardines de Infantes...*

¡Bienhaiga! niña Rosario
todos los hijos que tiene,
¡millones de argentinitos
vestidos como de nieve!
¡millones de argentinitos
vestidos como de nieve!
Con manos sucias de tiza
siembras semillas de letras
y crecen abecedarios
pacientemente maestra.
Yo sé los sueños que sueñas
Rosarito Vera, tu vocación,
pide una ronda de blancos delantales
frente al misterio del pizarrón.
Tu oficio, que lindo oficio
magia del pueblo en las aulas.
Milagro de alfarería
sonrisa de la mañana.
Palotes, sumas y restas
tus armas son, maestrita,
ganando mansas batallas
ganándolas día a día.

Rosarito Vera, Maestra.
 Letra: Félix Luna
Música Ariel Ramírez.




Aclaración
Esa es la fecha que tomó la U.N.A.D.E.N.I (Unión Nacional de Educadores del Nivel Inicial) en el Congreso realizado en Santa Fe en 1972 para conmemorar, en su honor el “Día Nacional de los Jardines de Infantes”.
La idea surge de un grupo comprometido de "jardineras" y con el transcurso de los años se institucionalizó y se incorporó a los calendarios escolares desde la realidad aúlica pero no desde las normativas.-
Aun hoy las normativas vigentes en los ámbitos nacionales no la tienen instituida como fecha y tampoco esta normada en ámbitos provinciales.-


Rosarito V. Peñaloza "La Maestra de la Patria llega al jardín"


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