17 de Agosto


Curiosidades de la vida de José de San Martín

La siguiente recopilación de anécdotas y otros  textos, con aspectos no tan conocidos del General  José de San Martín pueden ser disparadores de algún recorte para trabajar en el aula o para representar en el acto del 17 de agosto.

 San Martín niño

 José Francisco de San Martín nació en Yapeyú en 1778. Como era habitual en esa época, Gregoria, su madre, contó con ayuda de un ama para la crianza de sus hijos. Juana Cristaldo fue la india que se encargó de atender con celo y diligencia a José Francisco, de acompañarlo en el descubrimiento del mundo y de sacudirle la tierra colorada que se prendía a la ropa del niño cuando se caía.

Seguramente, sus oídos estaban acostumbrados a los sonidos de la selva, al oleaje del río, a los tacones de los milicianos durante los cambios de guardia.

Mitre planteaba que:

“[…] Sus compañeros de infancia fueron los pequeños indios y mestizos a cuyo lado empezó a descifrar el alfabeto en la escuela democrática del pueblo de Yapeyú […]”

Mitre, Bartolomé. Historia de San Martín y la emancipación americana. Buenos Aires: Anaconda, 1950, p. 59.

Por su parte,  Ricardo Rojas, en, “El Santo de la Espada”, dice: “Sobre la costa argentina del rio Uruguay, una mujer está a la sombra de árboles añosos, contemplando el agua serena corriente, mientras la luz del atardecer va declinando sobre el paisaje; esa mujer, todavía joven, tiene en su regazo a un hijo pequeño, que a ratos descabalga de las rodillas maternas para jugar en la floresta nativa. La madre es española, pero el niño es criollo, nacido en aquel mismo lugar de las indias, con la tez bronceada por el sol de américa, los ojos muy negros, los cabellos negros. Y aquella mujer contempla en sueños al vástago indiano, entre el boscaje natal que lo circunda, y torna a mirar el rio que corre majestuosamente, sin sospechar ella el tremendo porvenir del varón que su vientre ha dado al mundo”.

Como esos autores, debemos pensar que Gregoria Matorras de San Martín, muchas veces debió llegar hasta el río cercano con ese hijo en brazos, y como toda madre, seguramente deseó para él, un venturoso porvenir, aunque sin imaginar, el tremendo porvenir que lo aguardaba. Una antigua y siempre vigente tradición oral afirma que el niño José, tal como lo llamaban sus padres, y como él mismo firmaría siempre, omitiendo su segundo nombre, jugaba bajo la sombra del varias veces centenario ibapoí, o higuerón, que aún se mantiene en pié, muy cerca del templete.

Fuente foto: San Martin en Boulogne Sur Mer . Francia. oleo de Alice. Instituto Félix Fernando Bernasconi.


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